Cuando crees que no puedes más: El secreto para reconectar con tu fuerza interior
A veces, la vida te pone de rodillas. Te sientes vulnerable, sin fuerzas, como si cada paso fuera una carga insoportable. En esos momentos, es fácil creer que no puedes más, que la batalla es demasiado grande para ti. Te has olvidado, por completo, de la verdad: eres mucho más fuerte de lo que crees.
Recuerdo una consulta en la que una paciente me decía, con lágrimas en los ojos: «Siento que me rindo, Nela. No puedo más con esto». Su voz transmitía una derrota que me resultaba familiar. La he visto en mis pacientes y, sinceramente, también la he sentido yo. No hay ser humano que no haya dudado de su propia capacidad.
Pero ¿y si te digo que ya has ganado batallas mucho más difíciles? Que esa fortaleza que anhelas no está en el futuro, sino grabada en tu historia. Te invito a hacer un ejercicio de memoria.
La maleta invisible de las victorias
Todos llevamos una maleta invisible. No está llena de ropa, sino de cicatrices que sanaron, de miedos que enfrentaste y de momentos en los que pensaste que no lo lograrías, pero lo hiciste. Esas «pequeñas» victorias que pasamos por alto son la prueba irrefutable de nuestra resiliencia.
¿Te acuerdas de aquella vez que terminaste un proyecto a pesar de la ansiedad? ¿O cuando te atreviste a decir no, aunque te aterraba defraudar? Cada uno de esos momentos es un ladrillo en la construcción de tu fortaleza interior. No son eventos aislados; son la evidencia de tu poder.
Cómo reconectar con tu fuerza interior
Si sientes que te has desconectado de esa fuerza, aquí te dejo algunas herramientas para volver a sentirla:
- Haz un inventario de tus logros: Anota en una libreta todas las veces que superaste un obstáculo. No tienen que ser grandes hazañas. Un ascenso, una mudanza, dejar un trabajo tóxico, decir lo que sientes. Todo cuenta.
- Reconoce tus cicatrices: Las heridas emocionales no son signos de debilidad, sino de que has luchado y has sobrevivido. Son las huellas de tus «batallas ganadas». En mi experiencia, cuando aprendes a mirarlas con compasión, te das cuenta de lo que has crecido.
- Practica la autocompasión: Es vital. Sé amable contigo mismo. En lugar de juzgarte por sentirte débil, abraza esa vulnerabilidad, esta práctica te permite sostenerte cuando más lo necesitas.
La fortaleza no es la ausencia de miedo o dolor. Es levantarse incluso cuando la caída te ha dejado exhausto. Eres más fuerte de lo que crees porque ya has vivido, luchado y vencido. Y cada una de esas experiencias te prepara para lo que viene. No lo olvides.
Si sientes que necesitas ayuda para sanar viejas heridas y reconectar con tu fuerza, estoy aquí para guiarte. Puedes agendar una sesión conmigo en la sección de contacto de mi web.